jueves, 29 de julio de 2010

LA VISITA


(este es un estracto de mi libro ANGEL ASESINO, ya supondran es una buena parte)


Me volteé y me tapé lo más posible con la colcha, estaba haciendo frío y corría un viento que hacia que el árbol de enfrente golpeara la ventana. Ya estaba tan acostumbrada a escuchar eso que no me asustaba, pero realmente era algo siniestro.

Cerré mis ojos intentando dormir, pero era inútil a pesar del silencio sepulcral de mi casa. El único ruido proveniente de la casa eran los ligeros ronquidos de Jess que se encontraba en su dormitorio ubicado en frente del mió. Era tranquilizador oírla. Mamá no estaba en casa, había ido a encontrarse con papá, que hace bastante que no se veían. Tenían muchas cosas de las que hablar, como que se había reencontrado con Anthony, que casi me matan, que no puedo salir de casa y que a estas alturas Marcus ya tiene que saber de mí.

Me volteé para ver la hora, eran las dos de la madrugada ¿era tan tarde? El tiempo pasaba tan rápido desde hace unas semanas. De pronto escuche una puerta abrirse en el primer piso. Mamá me había dicho que no volvería hasta la mañana siguiente, así que no era ella. Me levante haciendo el menor ruido posible y tomé una raqueta que me había comprado mi padre antes de nacer pensando que yo iba a ser un niño.

Comencé a girar la manilla de mi puerta con cuidado sin hacer ruido, tomé la raqueta con todas mis fuerzas y me aventure a las escaleras. Quien quiera que fuera el que entro venia directo hacia mí, lo sentí cerca de los pies de la escalera. Me quede donde estaba, oculta delante de la mesita del teléfono. La persona seguía subiendo, lenta y sigilosa, no la oía pero sabia que estaba ahí, lo sentía. Asomé un poco la vista para ver donde venia, pero no había nadie. Yo estaba con la raqueta en alto esperando para golpearle.

Un ligero susurro me hizo voltear en dirección a mi dormitorio. No sabia como se había escabullido de mi vista y había entrado en el.

Suspire y me dirigí a mi cuarto donde se encontraba este desconocido o desconocida.

Seguía con la raqueta en alto.

Cassie seguía roncando en mi cabeza y Jess también.

No se oía un solo ruido al interior de mi dormitorio, era como si no hubiese nadie. Si mamá hubiese estado ahí en ese momento hubiese escuchado fuerte y claro, además lo hubiese detectado por su aroma.

Entre a mi cuarto, todo estaba tal cual. Todo estaba intacto y no había nadie. Di un suspiro de alivio y cerré la puerta del dormitorio, colgué la raqueta en su lugar y me volteé.

Tras de mi había alguien que no había visto cuando observe el dormitorio.

No temas — dijo aquella voz de ensueño.

¿Isaac? — ¿pero que estaba haciendo aquí?

Tienes buena vista y oído, no cualquiera me hubiese escuchado pasar por su lado en la oscuridad — tenia la vista baja y sonreía tímidamente.

¿Qué haces aquí? — le pregunte con creciente incredulidad.

Cuando dijo que tenía buena vista yo me dije Guau, porque estaba vestido completamente de negro. Pero en realidad no lo había visto, lo había sentido.

Perdona si te asuste, pero tenía que hablar contigo — poco a poco fue alejándose de mí hasta llegar a la ventana — No debería estar aquí — dijo en un suspiro sin dejar de mirarme.

De pronto me mire y me vi en pijama, la verdad dejaba bastante a la vista, pero no me importo. ¿Quién usaba un pijama de verano en pleno invierno?

Te escucho — comencé lentamente a acercarme a él, dos años esperando que algo así sucediera y ahora que sucedía lo único que deseaba era que hubiese sido en otro momento.

No te me acerques — Isaac apretó los labios durante un momento como si estuviese debatiéndose entre hablar o callarse. — Por favor.

Comencé a observarlo, parecía estar sufriendo.

¿Qué te sucede? — Le pregunté, parecía estar a punto de desmayarse — ¿Te sientes bien? — dio una corta carcajada cuando oyó mi pregunta.

¿Sentir? ¿Sabes hace cuantos años que alguien no me hacia esa pregunta? — se tomo las manos y en un gesto de nerviosismo, se pasó la mano por los oscuros cabellos.

No — ahora era yo quien se alejaba, su mirada me producía terror. Me detuve cuando toque la puerta con mi espalda.

Perdona, es que estar aquí me es difícil — luego, sonrió con desgana.

¿Entonces porque estas aquí? — tenia miedo ante aquel vampiro, pero intentaba no demostrarlo.

Supongo que sabes lo que soy — nuevamente bajo la mirada.

Supones bien — lentamente Isaac levanto la cabeza y me observo con deseo, parecía tener fuego en sus hermosos ojos azules.

No debería estar aquí — repitió, pero esta vez levanto el brazo he intento abrir la ventana.

Esta sellada, la puerta es la única salida — le dije.

¿Me permites pasar? — dijo con caballerosidad, incluso hizo una ligera venia.

Dime a que viniste — le insté.

Por ti — dijo luego de unos segundos, parecía muy contrariado, pero su postura de dolor no había cambiado en lo más mínimo, incluso me pareció que dejaba de respirar por largos periodos de tiempo.

¿Por mí? — me vi obligada a bajar la mirada ¿Qué acababa de decir? ¿A caso no era él, el que había dicho que todo era una obsesión?

Ya no te molestaré más, no te preocupes. He… ¿Por qué vine? — estaba hablando para si mismo y poco a poco comenzó a acercárseme, pero ya me había decidido a no dejarlo ir. Comencé a observar cada uno de sus movimientos con detenimiento, no deje de observarlo hasta que estuvo frente a mí.

¿Me permites abrir la puerta? — ahora que estaba mas cerca note que realmente no estaba respirando y que su cuerpo temblaba ligeramente.

Dime…— dije mientras lanzaba un hondo suspiro, estaba tan cerca a mí que sentí que el corazón se me descompasaba de deseo.

¿Qué deseas que te diga? — Se acerco a mi oído exhalando todo el aire contenido quien sabe durante cuanto tiempo, en mi cuello. Era un aliento calido. — ¿Qué…? dijo en un suspiro. Me quede sin aire.

Dime la razón de tu visita — dije casi sin aliento, pero pese a ello sonreí.

Te necesito a mi lado — cuando lo dijo volví a quedarme sin aire, pero el corazón me latía a mil por segundo — Para siempre.

¿Porqué? — casi no podía hablar, Isaac seguía con sus labios la comisura de mi cuello. Jamás había estado en una situación así, menos con un chico, ni siquiera en sueños. Lo único que hice fue intentar no cerrar mis ojos.

No lo se, solo quiero estar contigo — Isaac lentamente comenzó a incorporarse frente a mí. Sus ojos azules eran dos llamas — Pero… ¿Sientes lo mismo? — sus ojos me decían a gritos que la respuesta fuera un si igual que mi corazón desbocado.

Yo…— jamás logre terminar la frase. Quedo interrumpida cuando sus labios descendieron sobre los míos.

Isaac me estrechó contra su pecho con tanta fuerza que apenas pude respirar. Fue un beso tierno, efusivo y casi desesperado.

Samantha —dijo en un dulce susurro. Los labios de Isaac rozaban mi cuello—. Esto esta mal, tu necesitas a alguien que te proteja y no que te ponga es riesgo cada vez que te toca o esta a tu lado se separo de mi con rapidez — Tengo que irme.

No huyas, no me haces daño — me hice a un lado para dejarle pasar. Isaac de inmediato abrió la puerta y se escabullo.



miércoles, 28 de julio de 2010

a la espera....


Por ti esperaría a que la muerte tocase mi puerta y obligara a mi tonto y testarudo corazón a dejar de latir ...